Después de casi un mes volvimos a la ruta para ir a una de las grandes ciudades colombianas. Con casi 4 millones de habitantes es la tercera ciudad más poblada del país.
Dejamos atrás el frio de la montaña para encontrarnos con la temperatura ideal para nosotros, hace calor pero lo justo y por la noche refresca un poquito lo que hace que el lugar sea súper agradable.
Gracias a nuestro amigo Theo que nos alojó por tanto tiempo en Silvia estábamos invitados a parquear dentro del club municipal. Allí nos esperaba Williams que nos recibió de la mejor manera, nos presentó a los cuidadores del lugar y nos dispuso la utilización de todas las instalaciones con la pileta incluida, la cual disfrutamos muchísimo.
Luego de dos días en la ciudad descansando nos dispusimos a recorrerla y descubrirla de a poco.
En el occidente de la ciudad, a casi 1500 metros de altura, el Cristo Rey recibe a los turistas con los brazos abiertos. Mide 26 metros de altos y el lugar regala una de las vistas más impactantes que hemos visto de una ciudad desde lo alto.
Se puede apreciar literalmente toda la ciudad a tus pies. Llegamos temprano, tomamos unos mates disfrutando como de a poco, a medida que el sol se iba poniendo tras las montañas, iba oscureciendo y en medida inversa la ciudad se iba iluminando. Fue un espectáculo muy lindo y que disfrutamos muchísimo.
Llego el domingo y aprovechamos para trabajar un poco. Fuimos al parque del Ingenio donde parqueamos nuestro carro como se dice acá en Colombia. En nuestro país sería estacionamos nuestra camioneta. Este parque es muy visitado por su gran extensión y la inmensa cantidad de árboles que invitan a sentarse debajo y disfrutar de su sombrita o hacer deporte al aire libre. Además los fines de semana y feriados forma parte de la zona donde se cortan calles que se hacen peatonales para que la familia pueda salir a caminar, andar en bici o patinar con total libertad y seguridad.
Estuvimos todo un día compartiendo y contando nuestra aventura y vendiendo nuestras artesanías junto con tortas de banano o banana.
Por nuestra página en Facebook nos contactó Fabio y nos invitó junto a su familia a cenar y compartir una muy linda velada. Hermosas personas que también el camino nos regaló.
Otro muy lindo atractivo que tiene la ciudad es la colina de San Antonio, la cual tiene un mirador muy lindo de la ciudad.
su vez contiene en su cima la capilla de San Antonio, con un estilo barroco muy lindo y con una antigüedad de más de 250 años. El lugar es muy visitado para obtener lindas postales y además se halla en una zona de la ciudad donde predomina el arte en museos, calles y miles de barcitos pequeños y muy pintorescos.
Nos topamos con una ciudad de clima cálido, donde llueve muy poco al año y su gente es sumamente cálida y alegre. A cada paso que uno camina escucha música de salsa que invita a menear el esqueleto. Sin lugar a dudas tiene muy bien puesto su apodo de “Sucursal del cielo”.
Estuvimos poco tiempo pero la disfrutamos, la recorrimos y dejamos muchísimos amigos en el lugar. Una muy linda excusa para algún día volver.
Para ver más fotos de Cali, podes hacerlo acá.
Que bueno que disfrutaron tanto de mi Cali 😉 Y que lástima que no estaba yo para recibirles en San Antonio como se debe! Me encanta seguirles en su viaje y quién sabe dónde nos vuelven a cruzar los caminos! Besos, abrazos, para los dos y uno extra para Tomás 😉
Manonnnnnnnnnn, que lindo saber de vos, disfrutamos muchísimo de la ciudad, siempre te recordamos y ojala el camino nos vuelva a juntar, otro gran abrazo para vos y buena vida!!!