Dejamos atrás la provincia de Chimborazo para entrar a la de Tungurahua, el paisaje se volvió mucho más verde por su cercanía con el Oriente. Lo que más llama la atención es cada montaña como esta parcelada y sembrada, lo que genera un bellísimo rompecabezas de diferentes tonos de verdes y marrones.
Ni bien entramos a la ciudad como el día estaba totalmente despejado fuimos directamente a la famosa casita del árbol ubicada en el barrio Runtun a más de 2500 metros de altura, es el lugar perfecto para observar el volcán Tungurahua en todo su esplendor.
La casa del árbol está ubicada al filo de la ladera y de ella se desprenden dos columpios de más de 7 metros de largo. Es una experiencia única que jamás olvidaremos, la que vivimos al balancearnos sobre la quebrada a tantos metros del suelo.
En el lugar también hay para hacer tirolesa, se puede visitar un pequeño museo volcánico y hay espacio para disfrutar de un buen picnic, cosa que hicimos junto a nuestros amigos Nacho y Vir que vinieron de visita desde Argentina.
El volcán Tungurahua conocido también como el gigante negro, tiene una altura de poco más de 5.000 metros y es uno de los volcanes que más ha hecho erupción en los últimos años.
Luego de un largo día disfrutamos del hotel donde estaban alojados nuestros amigos y de unas cuantas partidas de pool con varias cervecitas de por medio para los mayores y una rica gaseosa para mí.
En la ciudad de Baños nace la “ruta de las cascadas”. Es innumerable la cantidad de saltos de agua que hay en toda la zona. También esta lleno de Termas famosas por sus aguas curativas y milagrosas.
La cascada de Agoyan es una de las más altas de Ecuador con una altura de 61 metros y está formada por las aguas del río Pastaza.
Otra cascada que nos gustó mucho fue la del Manto de la Novia que lleva su nombre debido al color blanco que tiene el salto similar al velo de una novia. Tiene una altura de 40 metros.
Sin lugar a dudas la más sorprendente de todas es el Pailón del Diablo, tiene una altura de más de 80 metros con un caudal impresionante de agua.
Lleva su nombre debido a que su forma parece una paila y también porque en una de las tantas rocas que hay se puede observar la cara del diablo.
Para acceder a la cascada hay que hacer una caminata de aproximadamente 30 minutos por un sendero rodeado de selva. Se ingresa a una pasarela de piedra con balcones a distintas alturas de la cascada y hasta que llega literalmente detrás del salto de agua. Sin lugar a dudas un lugar que uno no se puede dejar de conocer.
Para despedirnos de esta hermosa ciudad y llevarnos un recuerdo que jamás olvidaremos, volvimos a la cascada de Agoyan para hacer canopy. Nos colgamos a un cable de acero y nos deslizamos por más de 1 kilómetros atravesando el cañón y pasando por encima de la cascada.
Sin lugar a dudas un destino que hay que ir al visitar Ecuador, rodeado de naturaleza, deportes extremos y paisajes increíbles.
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