EL destino hizo que conociéramos este lugar. Habíamos salido del Parque Nacional Cotopaxi (si no leíste como fue nuestra experiencia en el Cotopaxi podes leerlo acá) con destino a la ciudad de Cuenca. Mientras sumábamos kilómetros recibimos un mensaje de unos amigos viajeros que estaban en un pueblito que les había sorprendido y enamorado, pero nosotros pensábamos que ya lo habíamos pasado. La noche caía y con ella se levantaba la niebla, el camino era súper sinuoso y los frenos empezaban a recalentarse lo que hizo que paremos en el primer pueblo que cruzamos a pasar la noche. Cuando leímos el cartel que decía “Bienvenidos a Alausí” la sorpresa fue grande, era donde estaban nuestros amigos y ya no había posibilidades de continuar. Definitivamente en todo este tiempo hemos aprendido a interpretar las señales que el camino nos brinda asique sin dudarlo fuimos derecho al encentro con ellos.
Nos saludamos, abrazamos fuerte y charlamos un rato, pero pronto nos dispusimos a dormir ya que la subida al volcán nos había dejado muy cansados.
Al levantarnos nos llevamos una gran sorpresa, lo que era un lugar tranquilo y con poca gente se había transformado en un shopping poblado de una gran multitud. Era día de mercado y bajaba gente de todos los alrededores a vender sus productos y reabastecerse también.
Miles de personas vestidas con sus trajes típicos llenaban el pueblo de colores y el español quedaba como idioma secundario, solo se escuchaba el quechua por doquier.
La ciudad fue fundada en el año 1534 y fue la primera que perteneció a la Real Audiencia de Quito.
Empezamos a recorrer las callejuelas de empedrado rodeadas de viejas casonas coloridas con un estilo muy colonial. Nos mezclábamos con la gente y todos nos sorprendíamos con lo mismo, “la globalización nos alcanza a todos”. Era rarísimo ver una enorme comunidad indígena comprando y vendiendo productos típicos de su zona en “DOLARES”. Cientos de cholas con su vestimenta típica pero en sus medias llevaban grabada la bandera estadounidense.
Nos alejamos un poco de la muchedumbre, pasamos por el Parque 13 de noviembre donde se encuentra la iglesia del pueblo y un bello monumento a la libertad.
El lugar se encuentra a los pies de una enorme escultura del santo patrono de la ciudad, San Pedro.
Desde la bella estación del ferrocarril del pueblo se pude abordar un tren para recorrer el camino que lleva a la famosa Nariz del Diablo.
La Nariz del Diablo es el obstáculo más grande que tuvieron los constructores del ferrocarril transandino debido a las montañas que hay en el lugar con enormes paredones. Para poder atravesarla se construyó la vía en zigzag a lo largo de 12 kilómetros en donde se baja más de 500 metros de altura.
Fue un lugar que no teníamos en cuenta para nada, uno de los tantos que la magia del camino nos hace descubrir y sobre todo sorprendernos.
Les dejo un gran abrazo, no olviden de suscribirse para no perderse de nada, hasta la próxima.
Para ver todas las fotos del pueblo de Alausí entren acá.