Luego de recorrer más de 600 kilómetros atravesando un desierto interminable donde son frecuentes las tormentas de arena y no hay ni una sola estación de servicio o grifo llegamos a Piura, la puerta al mar de aguas turquesas y arena blanca.
Pasamos una noche en la entrada a Piura en una estación de servicio, a la hora de levantarnos, papá sale de la camioneta y una persona colgada literalmente de una palmera lo empieza a llamar, era un argentino que vive en la zona y fabrica sombreros con una especie de cuero que se extrae del tronco de ciertas palmeras. Nos contó su historia, nos regaló una buena cantidad de cocos y nos enseñó a abrirlos para poder tomar el agua que se encuentra en su interior y que para nuestra sorpresa, al beberla al momento de bajar el coco de la palmera esta helada y riquísima.
Nuestro primer destino de playas era Lobitos, nos separaban solamente 100 kilómetros que resultaron ser interminables. A la mitad del camino empezamos a sentir un ruido extraño que venia del motor, la correa de este se estaba deshilachando de a poco. Lamentablemente no traíamos ninguna de repuesto por lo que decidimos cortar los pedacitos que se descascaraban y dejarla al ras. Según dijo papa, mientras vayamos en primera o reversa no se fuerza tanto. Tuvimos que parar varias veces a hacer el procedimiento. Faltando solamente 500 metros para llegar dijo basta, por suerte quedamos en una linda pendiente, solo tuvimos que empujarla un poco para llegar a nuestro destino.
Tuvimos el placer de parar en las cabañas de Neto, un lugar que recomendamos totalmente, por su atención y la buena onda que reina en el lugar.
La ciudad fue fundada en el año 1903, toda la zona es rica en petróleo y una empresa inglesa armo el pueblo para la explotación del mismo. Cuando la empresa se fue quedo todo abandonado. El lugar es famoso por sus grandes olas y tiene uno de los tubos más largos del mundo, por lo que llegan miles de surfistas al año.
Se pueden observar aun en la zona las construcciones típicas inglesas, algunas siguen abandonadas pero otras las han habitado manteniendo la fachada.
El clima es primaveral todo el año donde solo llueve muy poquitos milímetros, siempre hay sol y la temperatura es totalmente agradable y lo mejor de todo es que cada día se ven unos atardeceres increíbles.
A muy pocos kilómetros de la playa se encuentra la ciudad de Talara y donde fuimos en busca de la correa, no conseguimos en el momento por lo que hubo que mandarla a pedir a Lima y tardo casi una semana en llegar así que no nos quedó otra que disfrutar día a día de las hermosas playas.
Ya con correa nueva volvimos a la ruta para recorrer los últimos lugares de Perú. Fuimos a Ñuro, un pueblito de pescadores donde hace ya algunos años empezaron a llegar tortugas gigantes. Por unos pocos soles se puede acceder al muelle y no solo verlas sino que también se puede nadar con ellas.
Lamentablemente no nos gustó mucho lo que vimos. Para mantenerlas en el lugar y que uno se pueda meter en el agua con ellas le van tirando carne de pescado lo que altera totalmente su dieta. Por otro lado era tanta la cantidad de gente que se metía al agua, toda alborotada que le terminan generando un estrés impresionante a estos pobres animales.
El próximo destino fue Órganos, una muy linda playa donde pudimos estacionar al lado del mar y donde reinaba una tranquilidad absoluta. Lamentablemente estuvimos solo un día pero nos quedó un muy lindo recuerdo del lugar.
Hicimos una rápida parada en Mancora para entrar a conocer y luego seguimos hasta Punta Sal donde paramos a almorzar y nos cruzamos con viajeros, los chicos de Girando Con Rolanda y con Rafa y Doris, dos chicos españoles que habíamos conocido en Paracas.
Luego de unas muy lindas charlas nos despedimos para continuar camino hasta nuestro último destino en Perú, la ciudad de Zorritos. Eran muchas las expectativas que teníamos del lugar ya que nos lo habían recomendado muchísimo. Paramos en la playa principal de la ciudad donde no nos gustó lo que vimos, el lugar estaba totalmente sucio, imagínense con solo contarles que cuando baje lo primero que encontré fue una jeringa con la aguja enterrada en la arena, pobre mamá que se bajó corriendo desesperada a lo gritos para que la suelte.
Luego de una noche en el lugar decidimos volver unos 10 kilómetros a una hostería que tenía lugar para estacionar Motorhomes y donde ya habían parado unos amigos. Fue una de las mejores decisiones que tomamos en este viaje, el lugar se llama Swiss Wassi, los dueños son un matrimoño suizo que se jubilaron y se fueron a vivir a la playa. El costo es muy bajo, tiene playa privada en excelentes condiciones y todas las comodidades. Estuvimos una semana disfrutado de la belleza y tranquilidad del lugar. Fueron como unas vacaciones dentro de este viaje.
Aquí termina nuestro paso por Perú, un enorme país lleno de historia, cultura y hermosos paisaje. Llega el momento de entrar a Ecuador pero eso será para otra oportunidad. Les dejo un abrazo y gracias pos seguirnos!!!
Para ver las fotos de Lobitos y Órganos entra acá.
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