A muy pocos kilómetros de la ciudad de Tena en el Oriente ecuatorianos se encuentra un pequeño poblado llamado Puerto Misahualli, este esta bañado por las aguas del río Napo, uno de los principales afluentes del río Amazonas.
Llegamos una tarde de plena lluvia por lo que nos demoramos un poco en poder salir a recorrer el lugar, ni bien amaino un poco descendimos de nuestro vehículo a explorar un poco. A los pocos pasos dados nos llamó la atención un ruido constante que cada vez se hacía más fuerte, desde el rio y por los techos de las casas venían más de una docena de monos que iban desde el río para el parque principal. Los más curiosos se detuvieron a nuestro lado y desde lo alto nos observaban. Fue la primera vez que los vimos sueltos, en libertad, y tan cerca.
Luego de nuestro encuentro nos dirigimos al parque principal donde hay varios lugares para disfrutar de una buena comida típica del lugar donde se destaca el gusano a la parrilla, papá fue el único que se atrevió a probarlo pero uno solo y nada más.
A orillas del río Napo hay una playa de arena blanca que en la época en que baja el caudal del mismo se convierte en un lindo balneario natural. Desde ahí se pueden contratar varias excursiones que pueden durar desde 1 a 4 días para internarse en las aguas de tan famoso río y recorrer distintas comunidades en el medio de la selva. Los precios nos parecieron totalmente excesivos por lo que decidimos cruzar el puente colgante que atraviesa el río y dirigirnos al próximo poblado, Ahuano.
Por solo 20 dólares que dividimos entre 6 viajeros contratamos una canoa para que nos adentre en las aguas del río. Y un nuevo sueño estábamos a punto de cumplir, navegar por el gran río Napo!!!
A medida que descendíamos por sus aguas, la selva se volvía más espesa, empezamos a cruzarnos con personas de la zona en las orillas que como antaño buscaban oro con enormes discos.
Hicimos una parada en la que llaman la isla de los monos, en ella pudimos avistar distintas especies de monos en total libertad y donde no tienen para nada contacto con el hombre, más que las lanchas que se acercan para observarlos desde el agua.
Luego de navegar por más de una hora tocamos tierra, descendimos de nuestro bote y siguiendo un sendero nos internamos en la selva. Nuestro guía nos llevo hasta una laguna donde pudimos observar una familia de enormes caimanes con sus crías.
Luego visitamos la casa de unos lugareños que nos invitaron a conocer una técnica de caza ancestral. Con una enorme caña trabajada y con palitos en punta hacen una mortal cerbatana, con la que después de mucho practicar empezábamos a tener puntería. Es impresionante la lejanía, velocidad y como se clava el palito en punta que sale despedido de la misma.
Para culminar nuestra excursión desde la canoa papá y mamá se tiraron al agua para nadar un rato dejándose llevar por la correntada un buen tiempo mientras yo los observaba desde el bote, aun soy chiquito para algunas cosas, no se vale.
Fue una experiencia inolvidable y totalmente hermosa, les dejo un fuerte abrazo y nos vemos la próxima!!!
Para ver todas las fotos de nuestro paso por Misahualli, entra acá.