Luego de recorrer por casi un mes las rutas de Honduras, ingresamos al país número 11 de nuestra aventura por América
El tramiterio fue bastante lento y engorroso en la frontera, nos llevó casi 3 horas soportando un calor terrible, y eso que éramos los únicos para cruzar.
Ya con todo en regla dimos nuestros primeros pasos por las carreteras salvadoreñas. Nuestra primera impresión de los poblados que íbamos cruzando fue muy buena, nos parecieron muy bonitos y nos llamó la atención el colorido que tienen las casas y la cantidad de enormes murales que hay por todos lados. Este es un país donde se ve arte por doquier.
Nuestro primer destino fue la ciudad colonial de Suchitoto donde teníamos el dato para estacionarnos con la Gran Sprinter en el Centro de Arte para la Paz que es un lugar bellísimo donde funcionan talleres de arte para niños y adultos, un muy lindo museo de la zona y un café y hostal preciosos. Aquí la hermana Peggy, que es la directora, nos recibió con los brazos abiertos.
Suchitoto fue el primer lugar del país colonizado por los españoles en el año 1525 y al cual llamaron villa de San Salvador, hoy por hoy es uno de los principales sitios turísticos del país debido a su arquitectura de estilo colonial y a sus calles empedradas que al recorrer uno se siente transportado a la época colonial hispana.
Toda la ciudad está llena de atractivos turísticos entre los cuales se destaca la iglesia de Santa Lucia ubicada en el corazón de la plaza central. La cual fue construida en el año 1853.
En los alrededores de la plaza se pueden adquirir artesanías típicas y probar muy ricos platos típicos de comida de la zona.
Hay distintos museos para visitar, como el de la Moneda, el mueso comunitario “La memoria Vive” y la casa del cineasta y escritor Alejandro Coto.
Un lugar imperdible es el mercado municipal, ideal para comer las famosas pupusas (tortillas rellenas a base de maíz) por muy poco dinero.
La ciudad se encuentra casi a orillas del lago de Suchitlán, el cual se creó gracias a la represa hidroeléctrica Cerro Grande.
Luego de dos días de disfrutar de la tranquilidad del pueblo, preparamos una mochila con mucha agua y nos fuimos caminando hasta la increíble cascada Los Tercios ubicada en la quebrada de las Ánimas.
Es una escultura tallada a la perfección. La pared de la cascada de casi 10 metros de alto está formada por bloques hexagonales de basalto, regalándonos una vista increíble y distinta a todo lo que habíamos conocido.
Su vista impresionante y la magnitud de la cascada sin lugar a duda hacen un paisaje digno de admirar, además del sonido con eco de las aguas y lo agradable del silencio del lugar.
Dejando atrás la ciudad llegamos a San Vicente, atravesando distintos valles y con unas vistas magnificas.
San Vicente llego a ser capital de estado entre los años 1834 y 1840 y el mismo cuenta con una hermosa basílica en honor a Nuestra Señora del Pilar.
Su principal atractivo es la Torre del Reloj o Giralda Vicentina ubicada en la plaza central de la ciudad.
Luego de subir incontables escalones, accedimos a la cima de la torre para tener una hermosa vista de toda la ciudad con el Volcán San Vicente de fondo.
Fueron nuestros primeros pasos por este país, los cuales alcanzaron para maravillarnos con su gente y su colorido.
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Para ver más fotos de estas dos hermosas ciudades podes hacerlo entrando acá.