Como en casi todo el país, la ruta era una curva tras otra, el cielo estaba bastante cubierto pero nada impidió que disfrutásemos de la impactante vista que teníamos frente a nosotros!!!
A muy pocos kilómetros de Bucaramaga, la capital de la provincia de Santander en Colombia se encuentra uno de los cañones más grandes del mundo.
El Cañón de Chicamocha está comprendido por más de 100.000 hectáreas y atraviesa casi toda la provincia y por el medio del mismo circula el río que lleva el mismo nombre.
En pleno cañón, en la ruta que va de San Gil a Bucaramanga, se encuentra el Parque Nacional Chicamocha también conocido como Panachi. Es un enorme complejo con diversos atractivos turísticos donde resalta el enorme monumento a la santandereanidad, construido en forma de una enorme hoja de tabaco, sobre la que posan 36 esculturas de tamaño natural.
Lamentablemente no pudimos ingresar al mismo porque el costo nos pareció por demás de excesivo pero eso no hizo que dejáramos de maravillarnos con el entorno paisajístico en el que estábamos inmersos.
Dejando atrás el cañón arribamos a la ciudad de Girón, un pueblo que parece, aun hoy, una escena de la época colonial. Sus calles estrechas y empedradas, fachadas de color blanco, portones y ventanas de madera, amplios balcones, plazoletas, murallas, iglesias, capillas, andenes y techos de barro se combinan para sumergirnos en la historia del lugar.
Su plaza principal está rodeada de casas que datan del siglo XVI donde se destaca la Basílica Menor que fue nombrada por el Papa Juan Pablo Segundo.
Hace algunos años se hizo un concurso en el pueblo para destacar las mejores fachadas y balcones. Estos fueron los ganadores.
La tarde caía y el hambre se hacía presente por lo que decidimos probar una de tantas delicias que hemos descubierto a lo largo de todo el viaje, el maracumix. En la misma fruta, se saca la pulpa y se rellena de helado con baño de leche condensada, un manjar para el paladar!!!
A lo largo de casi todo el país los kilómetros que recorrimos en un día han sido muy pocos por lo que nos habíamos desacostumbrado totalmente a realizar grandes distancias.
Fueron más de 450 kilómetros los que hicimos para dejar atrás Girón e ir hasta Valledupar, la capital de la provincia de Cesar y capital mundial del vallenato. La magia de la historia de la ciudad se traduce en versos y canciones que a lo largo de su existencia han cimentado los juglares, responsables de la manifestación folclórica que identifica a Colombia ante el mundo y que se conoce como música vallenata.
Tuvimos un paso fugaz pero pudimos descubrir su casco histórico rodeado de bellos atractivos donde se destaca la plaza Alfonso López que sirve de escenario de los principales eventos de la ciudad. A un costado de la misma se encuentra la Iglesia de la Inmaculada Concepción, una de las más importantes de la región y donde cada Lunes Santo miles de feligreses acuden a venerar al Ecce Homo, considerado milagroso y patrono de los vallenatos.
En la misma se encuentra el monumento a La revolución en Marcha, donde las esculturas de hombres y mujeres se elevan en un pedestal representando las chimeneas de nuevas industrias.
Atrás de la misma hay un impactante mural denominado Tierra de Dioses.
Seguimos avanzado por este país que nos sigue, después de tanto tiempo, sorprendiendo a su paso!!!
Si querés ver más fotos de estos tres grandes lugares podes hacerlo acá!!!