Luego de recorrer aproximadamente 30 kilómetros desde la ciudad de Popayán en un camino de muy buenas condiciones arribamos a Silvia, un pueblo súper tranquilo que nos habían recomendado para descansar y estar en contacto con la naturaleza. Supuestamente íbamos por solamente dos días pero el camino nos tenía preparado algo totalmente distinto!!!.
Ni bien llegamos abrimos el celular, ingresamos a la aplicación viajera de Ioverlander y este nos sugería 3 lugares: el parque principal, a orillas de una laguna o “la casa de Theo y Johana”, este último junto a su número de celular y comentarios de muchísimos viajeros.
Sin dudarlo discamos los números necesarios e inmediatamente del otro lado de la línea nos respondió Theo súper agradecido de que lo hayamos llamado y que felizmente nos iba a pasar a buscar por donde nos encontrábamos para guiarnos hacia su casa.
Nosotros no estábamos solos, si no que nos acompañaban los chicos de Cambio de Rumbo y Theo que venía de Cali tampoco lo hizo solo, en el camino había recogido a la familia viajera uruguaya de Overland Wanderlust.
Así fue como conocimos a esta increíble familia que en su pequeña casa pero con un corazón enorme nos abrió las puertas de su hogar a todos, y éramos muuuuchos.
Silvia es un pueblo súper tranquilo y agradable, rodeado de montañas y valles que te invitan a explorarlos en caminatas matutinas y por la tarde no puede faltar un delicioso pan de bono en su plaza principal.
A los alrededores de la ciudad hay varios resguardos de distintas comunidades donde la que más se destaca es la de los Guámbianos. Mujeres y hombres visten trajes tradicionales muy coloridos.
Se diferencian de una comunidad a otra según el tipo de sombrero que usan. A su vez la forma en que las mujeres lo lleva puesto significa su estado civil.
Tienen sus propias leyes y se rigen a través de un Cabildo, los hombres que uno se cruza con un bastón son los responsables de controlar la población.
El día más importante en la ciudad es el martes ya que es día de Mercado. Desde muy temprano bajan al pueblo los Guámbianos de todos los alrededores a vender sus productos y reabastecerse de otros. Es una oportunidad donde el lugar se vuelve súper colorido y pierde la cotidianeidad diaria.
Ese día y los fines de semana aprovechábamos a trabajar y vender nuestras propias artesanías, tortas y tintos para poder seguir sumando kilómetros.
Así fue como fueron pasando los días entre amigos, asados, juegos, pesca y trabajo. Los que iban a ser unos pocos días se convirtieron en casi un mes.
Muchas gracias Theo, Yohana, Mati y María por tanto amor que nos brindaron, sin lugar a dudas el camino nos va a volver a encontrar!!!
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Para ver postales de la comunidad Guambiana podes hacerlo aca.
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