Luego de 89 increíbles días en Ecuador, donde prácticamente dimos vuelta el mapa, ingresamos al tan esperado país de Colombia, el sexto de este sueño viajero.
La felicidad que teníamos ese día era impresionante, no era solamente cruzar una frontera, sino que era entrar al país de más al norte de Sudamérica, la última frontera antes de, si Dios quiere y todo se da de la mejor manera, llegar a Centro América.
El papelerío en la frontera fue súper ágil, sacamos el Soat (seguro obligatorio de accidentes de tránsito) ahí mismo para poder circular tranquilo y en poco tiempo ya nos encontrábamos rodando por tierras colombianas.
Ni bien cruzamos la frontera inmediatamente Colombia nos empezó a sorprender. A solo 12 kilómetros del puente fronterizo Rumichaca nos encontramos con el Santuario más impresionante que hemos visto hasta ahora.
No hacia ni una hora que estábamos en el país y ya quedamos impactados.
El Santuario de Las Lajas está construido en el medio del cañón del rio Guaítara y está construido con un estilo arquitectónico gótico, aspectos que hacen de este lugar un monumento de belleza.
Cuenta la leyenda que la Virgen hizo su aparición a una campesina y su hija sobre una piedra laja situada a 45 metros de altura por encima del nivel del río. María Mueses y su hija Rosa hasta ese entonces sordomuda a partir de la aparición de la Virgen comenzó a hablar.
Desde esa época el lugar es visitado por fieles que llegan de todas partes.
Afuera del templo y construido sobre los elevados riscos del río Guaítara se levanta del fondo del abismo, un puente macizo de fuertes columnas. Oculto, debajo del piso de la construcción, en una cripta subterránea, está el templo de Cristo Redentor.
La zona esa rodeada de cascadas y vegetación lo que hacen de la vista hacia todos lados increíble, literalmente parece un lugar sacado de una película del Señor de los anillos.
Sin lugar a dudas es un lugar imperdible, no podíamos creer la belleza en la que nos encontrábamos, no nos dimos cuenta del paso del tiempo y la tarde fue cayendo para regalarnos una hermosa sorpresa. De golpe el Santuario de ilumino con luces que van cambiando de color generando un espectáculo único.
La noche ya había caído por lo que nos quedamos a pasarla en el estacionamiento o “parqueadero” como le dicen en este nuevo país.
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Luego de nuestra primera noche en suelo colombiano, dejamos atrás el santuario para seguir adentrándonos en el país.
Hicimos una rápida pasada por la ciudad de Pasto en donde realizamos algunas compras, conseguimos un chip para el celular y cargamos combustible para luego dirigirnos a la Laguna de la Cocha.
La laguna está rodeada de un paisaje montañoso lleno de verde lo que hace que el lugar sea un encanto.
Hay un pequeño poblado desde donde salen excursiones de pesca y paseo, también vale la pena recorrer el lugar por la calidez de la construcción en madera de las casas aledañas adornadas con un sinfín de flores de todos los colores.
Pasamos 3 días disfrutando de la naturaleza y la tranquilidad del lugar, en muy poco tiempo empezamos a querer este nuevo país que tenemos el inmenso placer de recorrer.
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Muchas gracias por leernos y no olviden, nunca pero nunca, dejen de ir por sus SUEÑOS!!!