Si a uno le pidieran una palabra que describiera estas dos hermosas ciudades de la provincia antioqueña colombiana sería muy fácil responder, “COLORES”. Cada casa, cada adorno, cada balcón, cada silla de cada bar o café llama la atención por su colorido en todas las gamas posibles. Fueron momentos que jamás olvidaremos como nuestros ojos se llenaban de ellos a cada paso que dábamos, y a eso hay que sumarle la prolijidad y lo meticuloso que son para mantener todo sumamente agradable a la vista!!!
Ambos forman parte de la red de pueblos patrimonio de Colombia. Llegamos en primer lugar a Jericó luego de pasar por un largo y maltrecho camino de tierra que iba desde Aguada hasta la ciudad de la Pintada. Ahí tomamos un pequeño desvió ya por una carretera impecable que empezó a subir atravesando cultivos de café, de plátanos y de aguacates, para luego depositarnos en la tan esperada ciudad.
Ya de entrada empezamos a disfrutar de una vista espectacular desde el mirador de la ciudad. Un hermoso parque rodeado de montañas desde donde se observa la ciudad a los pies del mismo y donde resaltan las casas de tejas rojas y la imponente Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Mercedes.
Llegamos con las últimas luces del día por lo que nos situamos rápidamente en la plaza principal para pasar la noche y descansar del ajetreado día que habíamos tenido. Pero eso no impidió que admiráramos los encantos de las casas coloridas y perfectamente iluminadas que rodeaban el lugar donde nos encontrábamos.
El lugar es también famoso por ser la ciudad donde nació la Madre Laura que fue santificada hace muy poco tiempo por el Papa Francisco. Fue una misionera católica que fundo distintas congregaciones. Se puede visitar su casa natal y un museo dedicado a ella.
También esta bella ciudad es conocida por la hechura de unos típicos bolsos paisa llamados Carrieles, están hecho en cuero y tienen un formato muy particular y llamativo. Lamentablemente tuvimos problemas con la foto de ellos pero tomamos prestada una de internet para que tengan una idea de cómo son.
Con más de 80 metros de altura la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Mercedes y su estilo románico es el edificio más alto de todo el lugar.
La ciudad cuenta con más de 15 iglesias pero es el Santuario del Inmaculado Corazón de Jesús es el que se destaca por su belleza y su estilo gótico.
Lamentablemente estuvimos poco tiempo y nos quedó mucho por recorrer y conocer pero llego la hora de continuar y así lo hicimos. Teníamos dos opciones, volver hasta La Pintada y dar toda la vuelta recorriendo 100 kilómetros por un asfalto en excelentes condiciones o tomar un camino de 35 kilómetros de ripio en no muy buen estado. Como nos gusta la aventura elegimos la segunda opción. Lo tomamos con mucha calma por lo que nos llevó casi tres horas arribar a la ciudad de Jardín.
La primera impresión fue de sorpresa total, su parque principal está completamente rodeado de lugares para degustar un exquisito café (o tinto como le llaman acá) y el playón central está totalmente colmado de mesitas y sillas de todos los colores.
Nos estacionamos en el parque el Libertador y nos fuimos directamente a tomar un rico tinto colombiano.
En un extremo de la plaza se puede observar la inmensa e imponente Basílica de la Inmaculada Concepción construida en su totalidad por piedra trabajada a mano extraída de una cantera cercana. Cuenta la leyenda que el cura de la época a las personas que se confesaban y depende de la cantidad de pecados que habían cometido les mandaba a traer la misma cantidad de piedra de la cantera para su construcción.
No solo es imponente su forma y estilo si no que los pilares bajo tierra que sostiene la iglesia tienen exactamente la misma profundidad que su altura, 60 metros.
En uno de los tantos cafecitos que degustábamos cada día tuvimos el placer de conocer a Enrique, un español que está recorriendo en su moto toda América. Fueron varias las interminables charlas donde intercambiamos miles de hermosas anécdotas.
Tuvimos el placer de visitar el Museo de Clara Rojas Pelaez, una de las primeras casonas de la zona que fue donada al municipio por su dueña y en donde se exhiben antigüedades de la casa misma y de la ciudad y donde nos dieron una hermosa charla de toda la historia del pueblo.
Lamentablemente en este viaje no es todo color de rosas, al regresar a nuestra casa con ruedas, la Gran Sprinter tenía pegado en su parabrisas una multa por estar estacionada en un lugar indebido. Luego de un ratito de desconcierto llega un señor que trabajaba en turismo y nos explica que en los alrededores de la plaza principal solo se puede estacionar por un tiempo determinado. Papá muy respetuosamente lo llevo a recorrer el lugar y para hacerle notar que en ningún lugar de todo el perímetro hay un cartel o algo referente que diga que está prohibido hacerlo y le muestra también lugares donde efectivamente si hay un cartel de prohibido parquear por lo que en nuestro caso no estábamos haciendo nada fuera de la ley y lo que ellos estaban haciendo si lo era. Nos quedamos esperando al inspector durante un tiempo, nunca apareció por lo que volvimos a turismo a explicar la situación pidiendo por favor que nos buscaran una solución así nos podíamos ir tranquilamente. Luego de esperar por 3 horas nos avisaron que ya se habían comunicado con quien nos había abierto el acta y que la habían sacado cosa que hasta hoy nos queda nuestra duda de si es así por lo que esperamos no tener problema alguno.
Ya ubicados en un nuevo sitio y mucho más tranquilos nos fuimos a recorrer un poco los alrededores de la ciudad. La zona está atravesada por el antiguo camino de herradura que unía la ciudad de Santa Fe de Antioquia con la Herrera y fue construido por el año 1850 y aún hoy se mantiene en casi perfectas condiciones.
Luego de recorrer unos buenos metros por el antiguo camino, tomamos una carretera que nos llevó hasta la cascada del amor, según los lugareños la pareja que se besa en dicha cascada sella su amor por siempre. Me tocó ver como mama y papa se daban un besazo totalmente enamorados!!!
Seguimos camino hasta llegar a la Quebrada La Herrera donde se junta con la quebrada La Bonita formando un tranquilo balneario natural llamado Charco Corazón y donde pasamos una hermosa tarde tomando mates, relajándonos y bañándonos.
Toda la ciudad a diferencia de otras se caracteriza por mantener su estructura y construcciones como eran originalmente y que unido al ritmo tranquilo del pueblo, hace que uno se transporte en el tiempo y pueda disfrutar del lugar de una forma totalmente distinta!!!
Si querés ver más fotos de nuestro paso por Jericó y Jardín podes hacerlo acá.
Hasta la próxima!!!!!!!!!!