Luego de haber recorrido los pueblos de Suchitoto y San Vicente, también la ciudad de Alegría y su increíble laguna, la playa del Tunco y las ruinas de Joya del Ceren en El Salvador, nos dirigimos camino a la frontera con Guatemala para recorrer toda la zona occidental que nos faltaba del país.
Hasta ahora veníamos con sentimientos encontrados con este país, su economía esta dolarizada y teniendo en cuenta que su salario mínimo no llega a los 200 dólares nos pareció un país muy caro, no está dentro de nuestros planes tener que pagar por un lugar para pasar la noche y acá nos costó muchísimo encontrar lugar donde poder hacerlo, ya que donde sea que parábamos, ya sea una estación de servicio, un parque o en la calle misma siempre aparecía una persona a querer cobrarnos algo, y la gran mayoría de las veces nos pedian de 10 dólares para arriba lo cual nos parecía algo totalmente exagerado además de que se iba totalmente de nuestro presupuesto, creemos que nos pasaba por el tipo de vehículo que tenemos y sobre todo por ser extranjeros; por otro lado, en general, esas personas que se nos acercaban eran guardias de seguridad, los cuales están siempre armados con unas tremendas armas, cosa a la que no estamos para nada acostumbrados. Siempre conseguimos donde estacionar para dormir pero en todas las oportunidades dimos muchas, pero muchísimas vueltas para poder lograrlo.
Y así fue como en nuestro siguiente destino, la ciudad de Santa Ana, luego de buscar y buscar donde pasar la noche, lo hicimos en pleno centro, en la puertas de la policía nacional pero con la condición de dejar el lugar a las 5.30 de la mañana ya que empezaban a llegar los empleados a querer estacionar.
Luego de una corta noche y ya desayunados nos dedicamos a recorrer la segunda ciudad en cuanto a cantidad de habitantes del país.
Fuimos directo a la plaza principal llamada Parque de la Libertad, la misma está rodeada por los principales lugares a conocer. A un costado se encuentra la Alcaldía Municipal.
Hacia el otro extremo se encuentra la Catedral de Santa Ana.
Y hacia el otro costado está el teatro de Santa Ana, que fue uno de los principales motivos por los cuales visitamos la ciudad.
Este teatro fue inaugurado en el año 1910 y el mismo tiene un estilo ecléctico por las diversas influencias arquitectónicas: arcos de medio punto del románico, columnas compuestas del estilo griego, tímpanos del grecorromano, almohadillados y frontones del Renacimiento.
El mismo está compuesto por varias salas:
Gran Sala: área principal donde se desarrollan las presentaciones artísticas. Tiene una capacidad máxima de 700 personas.
Vestíbulo: en este espacio se pueden realizar exposiciones, conversatorios y presentación de libros, entre otros. Con una capacidad máxima para 100 personas.
Salón Foyer: ubicado en el segundo nivel, está dedicado a actividades como conciertos de cámara y exposiciones. Tiene capacidad para 150 personas.
Todo es de madera lo que hace que cada paso produzca un sonido que te transporta en el tiempo.
Así mismo cada rincón del lugar tiene miles de detalles y pinturas por doquier.
Luego de recorrer el teatro hicimos unos 20 kilómetros hasta el Lago de Coatepeque, el mismo es de origen volcánico y se encuentra ubicado en un enorme cráter.
Nos pasó lo mismo que en casi todo El Salvador, recorrimos más de 10 kilómetros bordeando el lago y lo único que veíamos eran paredones ya que es todo privado, para poder acceder al algo hay que hacerlo desde un hotel o restaurante donde obviamente a uno le cobran para poder hacerlo.
Después de nuestra fallida visita al lago nos dirigimos al que sería el lugar que más nos gustó y disfrutamos de todo el país. Ubicado en la base del Volcán Santa Ana hay un tipo camping llamado “la casa de cristal” al cual se accede por un camino en muy malas condiciones, sobre todo si es época de lluvia pero que vale la pena transitar. El lugar cuenta con área de picnic, baños y cabañas y solo pagamos 2 dólares por persona la entrada, obvio que yo como soy chiquito aun no pago.
Lo más lindo del lugar son las increíbles vistas al volcán Cerro Verde y al Volcán Santa Ana.
Desde acá se pude hacer una caminata de dificultad media para llegar a la cima del volcán Santa Ana el cual tiene una altura de 2381 metros y estuvo activo por última vez en el año 2005. La misma por seguridad hay que hacerla con un guía por lo que nos llegamos hasta el ingreso al Parque Nacional los Volcanes (son solo 2 kilómetros caminando desde la Casa de Cristal) La excursión sale 6 dólares por persona y sale todos los días a las 11 de la mañana; con el grupo suben dos guías y un custodio armado de la policía, no es que sea peligrosa la visita sino que es lo que exige el reglamento de Parques Nacionales.
Luego de una breve charla de seguridad comenzamos la subida que no fue para nada fácil pero la vista que uno tiene desde la cima compensa el esfuerzo totalmente.
Se llega literalmente al cráter del Volcán donde en el fondo hay una laguna de un color verde esmeralda intenso y que constantemente está disipando vapor.
A su vez se puede ver el lago Coatepeque a un lado y el volcán Cerro Verde al otro.
Luego de disfrutar por más de 3 días de este tranquilo y hermoso lugar nos fuimos a hacer la tan nombrada ruta de las flores, la misma comienza en Nahuizalco y pasa por Izalco, Salcoatilan, Juayua, Apaneca para terminar en la ciudad de Concepción de Ataco. Son todos pueblitos coloniales muy parecidos y en los cuales se puede disfrutar la gastronomía típica de la zona.
Ataco fue nuestro último destino en este país, es una pequeña ciudad llena de enormes murales, casas coloniales y calles empedradas.
Teníamos el dato para ir desde acá a la cascada de Malacatiupan, donde uno se puede bañar y disfrutar de las altas temperaturas de sus aguas pero lamentablemente el día que fuimos se largó una lluvia terrible por lo que no pudimos salir de la camioneta y ni hablar de lo que fue volver por el camino de tierra, hecho puro barro ese día, hasta la ciudad de Ataco.
Lo que más disfrutamos de esta zona fue la fresca temperatura del ambiente, cosa que hacía mucho no sentíamos, y que nos permitió interminables caminatas por cada recoveco del lugar.
Fueron en total casi 30 días los que estuvimos en el país, lo recorrimos casi en su totalidad ya que las distancias entre un lugar y otro son muy cortas y las rutas muy buenas. Como les decíamos antes nos pareció un país caro, la gente es muy cálida pero no tuvimos tanto acercamiento como en otros lados, a pesar de esto nos llevamos una muy linda imagen, la realidad que El Salvador es mucho más que lo que nos muestra la televisión donde se ven los Maras y Salvatruchas, en todo el tiempo que estuvimos jamás nos sentimos inseguros y no vimos nada fuera de lo normal.
Muchas gracias por leernos y nos vemos la próxima. A seguir Creciendo en el Camino!!!
Para ver más fotos de estos lugares podes hacerlo entrando acá.
Muchas gracias por nos hacer conocer a estos locales de los quales no se escucha y tampoco se puede leer acerca dellos. Soy de Brasil, tambien tengo una Mercedes Sprinter y amo ir a Argentina. Saludos y suerte en vostra aventura. Un dia también me voy!
Muchas gracias y vamos que vale la pena, un gran abrazo desde mexico